JESUS ENSEÑA ACERCA DE LA ORACION Y LA FE
Mt. 21: 21-22 – “RESPONDIENDO JESUS, LES DIJO: DE CIERTO OS DIGO, QUE SI TUVIEREIS FE, Y NO DUDAREIS, NO SOLO HAREIS ESTO DE LA HI-GUERA, SINO QUE SI A ESTE MONTE DIJEREIS: QUITATE Y ECHATE EN EL MAR, SERA HECHO. Y TODO LO QUE PIDIEREIS EN ORACION, CREYENDO, LO RECIBIREIS”. Jesús enseña de la fe y la oración, las respuestas a la oración están relacionadas con la fe del que pide.
Mt. 5:44 – “PERO YO OS DIGO: AMAD A VUESTROS ENEMIGOS, BENDECID A LOS QUE OS MALDICEN, HACED BIEN A LOS QUE OS ABORRECEN, Y ORAD POR LOS QUE OS ULTRAJAN Y OS PERSIGUEN”. Jesús nos enseña que aunque hay que aplicar la justicia adecuada a los que cometen actos malvados, también debemos mostrar amor a nuestros enemigos y orar por ellos.
Mr. 11:25 – “Y CUANDO ESTEIS ORANDO, PERDONAD, SI TENEIS ALGO CONTRA ALGUNO, PARA QUE TAMBIEN VUESTRO PADRE QUE ESTA EN LOS CIELOS OS PERDONE A VOSOTROS VUESTRAS OFENSAS”. Si guardamos rencor o amargura en nuestros corazones contra alguien, no nos engañemos, por mas fe que tengamos no habrá respuesta a nuestra oración.
Lc. 6:27-28 – “PERO A VOSOTROS LOS QUE OIS, OS DIGO: AMAD A VUES-TROS ENEMIGOS, HACED BIEN A LOS QUE OS ABORRECEN; BENDECID A LOS QUE OS MALDICEN, Y ORAD POR LOS QUE OS CALUMNIAN”. Como miem-bros del nuevo pacto tenemos el compromise de cumplir los requisitos que el Señor estableció. Amar a los enemigos no significa un amor emotivo o cariñoso sino más bien interesarnos por su bienestar y salvación. Bende-cirlos, orar por ellos, llevarlos a Cristo, pagar bien por mal, dentro de lo que sea posible. Jesús nos dejó una oración modelo, no para repetirla de memo-ria, sino para que ore-mos correctamente y con entendimiento, oraciones concisas, no deshilvanadas.
Padre nuestro: Reconocimiento, adoración, comunión.
Santificado sea tu nombre: Reverencia, exaltación, honra.
Venga tu reino: Que su reino sea establecido en nuestras vidas.
Hagase tu voluntad: Su propósito se cumpla en cada uno de sus hijos.
El pan nuestro de cada día: Petición por las necesidades de todos.
Perdónanos como también perdonamos: Pedir perdón y perdonar.
Líbranos del mal: Libres del poder del enemigo por la fe en Cristo.
Tuyo es el reino, poder y gloria: Nuevamente reconocimiento y honra.
Mt. 26:41 – “VELAD Y ORAD, PARA QUE NO ENTREIS EN TENTACION; EL ESPIRITU A LA VERDAD ESTA DISPUESTO, PERO LA CARNE ES DEBIL”. Que no nos pase como a los discípulos que se durmieron en vez develar. Jesús estaba con sus tres íntimos, Pedro, Jacobo y Juan, les abrió su corazón: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo”. Pero ellos no resistieron, y se quedaron dormidos.
Por La Pastora Graciela Lago